Mi mundo interno parte 2, dinámicas entre partes

30.10.2025

En el artículo anterior describía nuestro mundo interno, los 3 tipos de partes que conviven en nuestra psique. Todas ellas tienen una única finalidad: la supervivencia del todo, y actúan en consecuencia para conseguirlo, pero claro esto a veces puede generar conflictos internos o se puede sentir pesado cuando varias de estas partes se activan a la vez.

Tal como vimos existen 3 tipos de partes:

- Exiliadas o dañadas, que no suelen estar a la vista por miedo a ser heridas de nuevo.

- Directivas o protectoras, que se ponen delante de las partes exiliadas para protegerlas y adoptan un rol directivo de lo que hay que hacer para estar a salvo.

- Bomberas o apagafuegos, que actúan en caso de emergencia, es decir cuando una parte exiliada está en peligro.

Si quieres saber como se formaron estas partes, y la forma de observarlas e identificarlas te animo a leer el artículo anterior. En este me voy a centrar en la dinámica que se da entre ellas y como nos beneficia conocerlas.

Qué dinámicas se observan?

Las partes exiliadas o dañadas no suelen estar a la vista, no aparecen y requiere bastante práctica identificarlas. Estas partes se encuentran en una zona de difícil acceso, como si fuera el sótano de nuestra mente, ellas se han retirado voluntariamente para no sufrir más daño y porque no están disponibles.

Las partes directivas o protectoras son las que fácilmente identificamos en nuestro día a día, ellas son muy diligentes en hacer, su tarea es que la persona sea funcional, que aparentemente haya normalidad en su vida mientras protegen a las partes exiliadas para que no vuelvan a sufrir daño, evitan que estas partes dañadas queden expuestas haciendo todo lo posible para que no salgan de su sótano.

Las partes bomberas o apagafuegos no están siempre a la vista, aparecen cuando consideran que hay un peligro que las directivas no pueden evitar.

Si pudiéramos mirar en nuestra mente a estas partes, veríamos a las exiliadas o dañadas prácticamente inmóviles en un lugar apartado, con lo cual tienen poco contacto con la realidad, siguen inmersas en su dolor y pensando que siguen atrapadas en la situación que lo causó. Las partes directivas o protectoras están muy visibles, en primera línea, parando los golpes que el día a día, el contacto con otras personas, y nuestras propias experiencias nos causan para que no lleguen al sótano. Ellas son muy útiles ya que permiten que la vida continue con cierta sensación de normalidad. Y las bomberas o apagafuegos que aunque no están tan visibles están atentas a todo lo que ocurre, vigilan de cerca a las directivas por si se escapa un golpe que podría llegar al sótano, e interceder antes de que dañe a una parte exiliada o dañada, se podría asemejar a la artillería pesada.

Lo que vemos es que en realidad todas las partes están sufriendo, ya que sienten que hay un peligro que evitar y una obligación de proteger.

La dinámica más común es que haya una parte dañada protegida por una o varias partes protectoras, además de una o varias partes bomberas que vigilan para actuar si la cosa se pone fea, tomando medidas drásticas y contundentes. 

Ejemplo: En el trabajo no llevas bien que te rectifiquen o llamen la atención, puede que tiendas a justificar tu manera de hacer, dando mil razones para actuar así; esta sería una parte protectora que justifica su forma de actuar porque está protegiendo a una parte dañada, una parte del niño/de la niña que siente que lo hace todo mal y no es suficiente, si esta parte que se justifica no consigue parar al interlocutor externo que está interpelándote, puedes estallar en ira, gritando "déjame en paz, no tolero que me hables así" y aquí tendríamos a la bombera que puede aparecer con una respuesta desproporcionada asegurándose de que la parte dañada se sienta protegida y a salvo.

El hecho es que aunque a priori parezca que la dinámica cumple su objetivo de proteger a la parte dañada, esta está condenada a no evolucionar. Mantenerla en aislamiento no permite que se pueda actualizar, darse cuenta que ya no hay peligro, que ha pasado el tiempo y se ha convertido en un adulto o adulta que puede protegerse de otras formas más sanas.

Cómo nos beneficia saber de ellas?

Entender cómo se relacionan nos da perspectiva, nos permite observar nuestra manera de relacionarnos y de estar en el mundo desde otro lugar, preguntándonos: qué hay detrás de mi reacción o de mi manera de actuar?

El primer paso seria la observación de la parte bombera o protectora y preguntarnos a quien protege, qué parte dañada está detrás, y así empezar a distinguirlas.  La parte bombera suele ser más fácil de identificar pues es más explosiva, la directiva está integrada en nuestro día a día y es más fácil que pase desapercibida. Esta observación nos permite entrar en contacto con la parte más solitaria y alejada, la parte dañada y entonces podemos acercarnos y mirar con curiosidad qué necesita, quizás solo está esperando a ser vista y validada.

Lo cierto es que la práctica nos ayudará a distinguir y facilitar esta escucha, auto escucha diría yo, conectar con la compasión ayudará a estas partes dañadas a permitir el contacto y una buena mirada hacia ellas.

Por supuesto también existen partes sanas que pueden mirar hacia la vida sin temor y sentirse a salvo.

Si este tema ha llamado tu atención o te ha generado interés y quieres saber más puedes contactarme, nuestro mundo interno es apasionante.

Sigo aquí si quieres compartir tus dudas o si te animas a mirar con las canicas, los dos juntos, las dos juntas.

Un abrazo,

Ester